miércoles, 28 de mayo de 2014

La destrucion:

LA DESTRUCION:
Sola en casa, encorvada frente al ordenador, Peiqin leía la entrada de un blog sobre la venta de carne de cerdo tóxica en los mercados. La esposa del subinspector Yu procuraba no prestar demasiada atención a las cuestiones políticas, pero le preocupaba toda una serie de asuntos prácticos que, pese a tener una importancia relativamente menor, resultaban pertinentes para su familia.La entrada del blog se titulaba LOS CRIADORES DE CERDOS NO COMEN CARNE DE CERDO, y revelaba el hecho alarmante de que la mayoría de cerdos eran alimentados con el mal llamado «pienso compuesto». En realidad, se trataba de un pienso adulterado con aditivos, entre los que había hormonas para que los cerdos crecieran más deprisa, somníferos para que durmieran todo el día y aumentaran de peso más rápidamente y arsénico para que adquirieran un color rosado y saludable. Entre los diversos aditivos empleados, uno de los compuestos químicos más habituales era la esencia de carne magra a base de ractopamina o clenbuterol, con la que los criadores podían producir más carne magra y reducir la cantidad de pienso a un tiempo. A los criadores de cerdos no les importaban las consecuencias que estos aditivos pudieran tener para los consumidores. Sin embargo, para consumo propio criaban uno o dos cerdos alimentados con piensos naturales.Enfurecida, Peiqin dio un golpe en la mesa y se preguntósi la información sería fiable. De algo estaba completamente segura: hoy en día la carne de cerdo tenía un sabor diferente.Por otra parte, había oído que los altos cargos del Partido contaban con un suministro secreto de carne de cerdo, así como de otros animales criados en granjas especiales orgánicas. Dicha carne podía ser cara, pero la pagaba el Gobierno. Resultaba totalmente inasequible para las personas normales como Peiqin y Yu.Y el problema no se limitaba a la carne de cerdo tóxica, pensó Peiqin mientras se levantaba para servirse una taza de té. Las verduras estaban rociadas con DDT, el pescado era criado en agua contaminada, e incluso se decía que las hojas de té —al menos algunas— estaban pintadas de verde. No pudo evitar mirar con recelo el contenido de su taza.—¿Qué estápasando en China?Un artículo de este tipo nunca aparecería en periódicos como Wenhui: los medios oficiales sólo publicaban noticias positivas sobre China. Las autoridades querían promover la imagen de una sociedad armoniosa, y no permitían la publicación de noticias ni comentarios negativos. Al igual que un número cada vez mayor de ciudadanos chinos, Peiqin creía que no le quedaba otra opción que informarse a través de internet. A diferencia de los medios oficiales, la Red proporcionaba información menos filtrada, aunque incluso esta información podía estar sujeta al control gubernamental.
 Pasaje de: Xiaolong, Qiu. “El enigma de China.


No hay comentarios:

Publicar un comentario