El poderoso imperio de los siglos 16 y 17, gracias a las riquezas de América, en especial de México y Perú le sirvieron a España para salir a flote durante el medioevo,

Inglaterra y Alemania, que se erigieron en potencias económicas con un inmenso poder político y militar.
Al igual que muchos de sus contemporáneos en Europa, el General Francisco Franco, Presidente de España, estaba convencido de que la época de las democracias había pasado y que el futuro de Europa se encontraba en los regímenes nacionalistas autoritarios.

Durante la Segunda Guerra Mundial se mantuvo neutral, pero con una manifiesta simpatía por Alemania, quien ayudó a Franco a vencer a los comunistas en la devastadora Guerra Civil de 1936 a 1939. La Legión Cóndor fue enviada a España con todo el equipo militar y las tácticas que necesitaban ser probadas en acciones reales. La Guerra Civil dejó al país virtualmente destrozado.
Hitler hizo varios esfuerzos para involucrar a España en la guerra, con la promesa de mantener sus colonias en África y recuperar Gibraltar, pero Franco no mostró mucho entusiasmo, pues el país no estaba en condiciones de afrontar una empresa de tal magnitud y Alemania no podía darle el ingente apoyo militar y económico que Franco exigía.
España sirvió de puente para agentes aliados que huían de Francia para, a través de los Pirineos, poder llegar a la Península Ibérica y luego a Gibraltar, o a las costas del Atlántico,donde podían ser recogidos por barcos o aviones amigos. De igual forma, pilotos y marinos del Eje, que por cualquier razón llegaban a territorio español, podían cruzar los Pirineos en sentido contrario y a través de la Francia de Vichy y la Francia Ocupada, llegar a salvo a Alemania.
Obviamente, que ambos bandos podían contar con la ayuda necesaria para cruzar en un sentido o en otro, pero también corrían el riesgo de encontrarse con leales al bando contrario y perder la libertad o la visa.
Por su condición de Neutral, el país fue un centro importante de operaciones para los servicios secretos tanto aliados como alemanes. Su situación geográfica era particularmente apropiada para ambos bandos, teniendo en cuenta, que las colonias españolas en África eran también centros de espionaje y refugio de fugitivos, desertores y gentes de mal vivir, quienes de una forma u otra le sacaban partido a la guerra.